MI PRACTICA DOCENTE
Ser
docente ha implicado un continuo reto entre lo estático y lo dinámico, lo
tradicional y lo innovador, pero siempre ha estado enfocado en el alumno como
centro de atención. Es así, como conociendo sus antecedentes académicos,
sociales y culturales trato de plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Esta situación se propone desde la
planeación como eje de organización de estrategias y actividades, tratando con
ello de abarcar la diversidad, es decir, de atender las necesidades y estilos
de aprendizaje de los alumnos, buscando con ello el alcance, desarrollo y/o
fortalecimiento de competencias que les sean útiles en su veda, tanto actual como
futura.
El trabajo colaborativo ha sido siempre
un elemento de partida primordial en mi práctica docente. Esto debido a que
encuadra al alumno en su realidad. Es decir, le desarrolla habilidades sociales
e individuales a partir de la práctica del respeto, la tolerancia, la
interacción cara a cara, la interdependencia positiva, la responsabilidad
individual y grupal y el reconocimiento de las habilidades de sus iguales y el
compromiso consigo mismo y son sus compañeros para el logro de los objetivos
planteados.
Mi papel como docente lo he tratado de
enfocar de manera cotidiana al acompañamiento académico a través de la
aceptación práctica y propositiva de nuevas propuestas curriculares. Esta
aceptación la visualizo cuando en mi práctica utilizo diversos materiales
educativos que no se conviertan en andamios que debiliten al alumno, sino en
puentes que deben cruzar, que si bien son retos, también son formas divertidas
y dinámicas de aprender.
Mi reto constante, será siempre,
formar a mis alumnos, en la etapa que me toque colaborar con ellos, como
desearía que fueran formados mis hijos, para que el resultado sea un ciudadano
útil, una persona íntegra y comprometida consigo misma y con sus semejantes.
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